La idea de los defensores de Nicolás Pachelo era que él conteste a los dichos de los testigos una vez por semana, los viernes, pero se negó: “Porque me olvido”, dijo este lunes en la duodécima audiencia del juicio donde está imputado por el crimen de María Marta García Belsunce cuando nuevamente pidió declarar, eso sí, se negó de nuevo a responderles preguntas a los fiscales y a la querella, aunque sí habló del día del asesinato por primera vez desde que comenzó el debate.
“Nuestra vida era un infierno también, a nivel mediático y social, era insoportable. Yo también tenía hijos que llevar al colegio, nos terminamos divorciando, nos mudamos, tuve una pelea con mis hermanos y cerramos la empresa. El agobio era permanente, guardias, fotos por todos lados y no teníamos nada que ver a nivel judicial porque la familia tiraba bocadillos”, se quejó Pachelo.
Sus declaraciones se dieron antes del cuarto intermedio, cuando comenzó a relatar cómo fueron los días y meses siguientes a la muerte de María Marta, respondiendo a cada uno de los familiares de la víctima que hablaron sobre el calvario que padecieron tras las acusaciones. “Y yo no estaba judicialmente involucrado”.
En ese contexto, se refirió al identikit de la presunta mujer vestida de rosa que habría estado en el velatorio de María Marta, y que se difundió allá por 2003, y que nadie conocía: “La tortura que vivimos cuando la prensa publicó, a media pantalla, la cara de mi mujer en el velatorio de mi mamá y el identikit. Era para desviar la atención”.
Pachelo decidió declarar nuevamente en el juicio donde se lo acusa de haber matado a María Marta luego de que los fiscales mostraran una serie de escuchas de sus charlas con periodistas entre enero y abril de 2003, en relación con sus movimientos ese 27 de octubre de 2002 y con las divergencias en los horarios en que salió del country Carmel, y que son clave. “Soy calentón, soy vehemente y no me gusta quedarme callado cuando algo no es así. Pude decirle algo a uno u otro periodista sí, pero con el afán de que nos dejen tranquilos”, se justificó.
“Para mí, el 27 de octubre de 2002 fue un día normal, fui a jugar al fútbol, fui a buscar a mi hijo”, narró el imputado y, cuando se supo que a la socióloga la habían matado y ni había tratado de un accidente, señaló: “Tuve que reconstruir mi domingo 50 días después. Sabía que a las 19.40 habíamos estado en Paseo Alcorta porque fuimos con mi mamá a comprarle el regalo a mi hijo y reconstruí para atrás... Hay horarios que los preciso porque hay documentos”.
Así, narró que ese domingo fue a jugar al fútbol, luego pasó a buscar a su hijo -que tenía 7 años por ese entonces-, quien se había quedado a dormir en la casa de un amiguito, y volvió a Carmel: “Entre a mi casa y puse la televisión de fondo. Había un partido, no recuerdo cuál. Me bañé, me cambié y agarré una mochila que me había pedido mi mujer”, recordó y contó que su ex había ido en combi a la Ciudad de Buenos Aires con sus otros dos hijos porque iba a ver un recital.
No pudo precisar si antes o después de ello, ese lluvioso 27 de octubre de 2002, y antes de salir del Carmel para ir a encontrarse con su mamá porque le iba a comprar el regalo de cumpleaños a su hijo al shopping Paseo Alcorta; fue hasta el club house del barrio corriendo a buscar el coche de su mujer, más cómodo para regresar toda la familia de la Ciudad de Buenos Aires. “No estaba corriendo porque estaba haciendo gimnasia, sino porque mi hijo estaba solo”, recordó, pero no pudo precisar si se cruzó con alguien.
¿Por qué es clave esto? Porque a María Marta la mataron alrededor de las 18.30 de ese domingo 27 de octubre. Pachelo, según los registros, llegó al barrio pasadas las 17.30 y se fue antes, a las 18.59. “En todo momento dije que no estaba en Carmel a las 19 horas, no sé donde mentí”, dijo. Y remarcó: “Si hay diferencia de horarios no es para buscar coartadas falsas. No nos preguntaron el 28 de octubre (de 2002), por un sinfín de cosas no se supo que era un asesinato, no por Nicolás Pachelo”.
En esa línea, Pachelo se defendió sobre la imputación que pesa sobre él al decir: “En qué cabeza entra que alguien que va a robar y a matar en una casa va a buscar antes a su hijo, pudiéndolo dejar en un lugar donde estaba (por la casa del amiguito). ¿Para qué lo pasé a buscar? Lo pasé a buscar porque soy ajeno, porque no tenía nada que hacer ese 27 de octubre”.
Siguiendo con la reconstrucción que hizo el acusado del día del crimen de María Marta, luego de recoger en el club house el auto de su mujer y a su hijo que lo esperaba en su casa, se fue hacia la Ciudad de Buenos Aires para encontrarse con su madre y comprar el regalo en una juguetería del Paseo Alcorta. Pero en el camino, siempre según sus dichos, recordó que se había olvidado de la billetera y lanzó: “No sé si estaba en Garin y los horarios, pero sí sé que me olvidé la billetera. No me cronometré el domingo”.
En la causa está el comprobante de la compra en la juguetería donde ese 27 de octubre adquirieron el regalo para su hijo y que tiene la hora de las 19.40. El ticktet lo tenía la madre de Pachelo, Silvia Ryan, quien se suicidó el 29 de mayo de 2003: “Mamá guardaba todo, todos los gastos porque ella tenía una teoría de que había que guardarlo por un año y medio. Ella había sido administrativa de una estancia en Trenque Lauquen y era muy prolija”, detalló y dijo que no tenía idea de cómo había pagado la mujer el muñequito que le compró a su nieto por su cumpleaños.
Eso sí, en un tramo de su declaración de este lunes dijo que el encuentro con su madre fue en el shopping. En una carta que dejó la madre de Pachelo antes de suicidarse y en dos mails que intercambió con el defensor de su hijo -y que están incorporados al caso-, la mujer repitió: su hijo la pasó a buscar por su casa del barrio porteño de Retiro. Un detalle, no menor.